En octubre del año pasado la ciudad estuvo ad portas sufrir una gran escasez del suministro del vital líquido, debido al Fenómeno del Niño. “El problema del Cauca, nuestra principal fuente hídrica, no es de cantidad sino de calidad, por la suciedad”, dice el Presidente de Acodal. Personero afirma que el panorama hídrico es desalentador. Mientras entidades como Emcali, el Dagma y Acodal aseguran que la capital vallecaucana tiene suficientes reservas hídricas, que garantizan el suministro de agua potable hasta el 2022 ó 2025, otras, como la Personería Municipal, han alertado que la ciudad muy pronto sufrirá una preocupante disminución del preciado líquido. Hoy, con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua, El Pais recoge diversas opiniones de personas relacionadas con el tema del medio ambiente, para determinar cuál es la verdadera problemática en torno a esta situación. “Cali tiene plantas de agua potable con capacidad hasta el 2025. Como acueducto, le entregamos a la ciudad siete metros cúbicos por segundo, cuando nuestra capacidad es de once metros cúbicos por segundo, es decir, tenemos un excedente de cuatro metros cúbicos por segundo. Ello garantiza el suministro de agua en un futuro”, explicó Ignacio Restrepo, gerente del Acueducto de Emcali. Y agregó: “De ahí que nuestro objetivo ahora esté enfocado en emprender proyectos para después del 2025 y 2030 y trabajar con fuentes hídricas de mucho mayor alcance”. Una apreciación similar tiene Libardo Sánchez, presidente de la Asociación Colombiana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental, Acodal: “Hay reservas de agua hasta más allá del 2020. Además, el caudal del río Cauca es muy importante; lo mínimo, garantizado por Salvajina, son 120 metros cúbicos por segundo cuando la ciudad sólo le capta seis metros cúbicos”. Sin embargo, Sánchez sostiene que “el problema del río Cauca es de calidad y no de cantidad. Si vamos a tener el mismo manejo del río, deteriorándose cada día, llegará el momento en que éste sea imposible utilizarlo para potabilizar el agua”. Mientras tanto, Yolanda Otero, coordinadora de Control de Calidad del Recurso Hídrico, del Dagma, asegura que Cali no tiene problemas de agua “porque se abastece en un 80% del río Cauca, que cuenta con un caudal elevado”. Pero también considera que “su contaminación es muy elevada, lo cual se constituye en un problema para el tratamiento del agua”. De ahí que la funcionaria afirme que “Emcali tiene proyectos en los que se buscan los sitios precisos para colocar bocatomas y poder proveer de agua potable a toda la comunidad”. DESALENTADOR. No obstante, la situación hídrica de la ciudad no es alentadora para el personero Adolfo León López. “Si no se toman medidas ya, la crisis del vital líquido en Cali se presentará mucho antes del 2022 ó 2025, tiempo hasta el cual se tiene previsto que haya un buen suministro de agua en la ciudad”. El Personero recordó, además, la escasez de agua que se presentó en octubre pasado. “Los ríos se vieron muy disminuidos por el Fenómeno del Niño y Salvajina bajó a niveles nunca esperados. Esa situación nos tuvo ad portas de tener el 70% de la ciudad sin agua”. Así como el panorama ha sido muy desalentador para el río Cauca, también lo ha sido para los otros afluentes de la ciudad (Cali, Pance, Cañaveralejo, Lili, Meléndez y Aguacatal). Todos esos ríos se han visto afectados por múltiples problemas, como las basuras, aguas residuales, la deforestación en sus cauces, los asentamientos subnormales en sus riberas y la falta de políticas de Estado para proteger sus cuencas. Por ejemplo, la zona protectora del río Pance ha sido ocupada ilegalmente con más de medio millar de edificios de viviendas, negocios, sitios recreativos y clubes, lo cual amenaza al tradicional afluente. Todo ello ha sido un campanazo de alerta para las autoridades ambientales caleñas, las cuales ya estudian medidas efectivas para garantizar el vital liquido por muchos años más. En sus palabrasLa contaminación de los ríos es complicada en Cali; por eso hay que descontaminarlos para evitar que al río Cauca le lleguen más sustancias nocivas que afecten la planta de tratamiento. Ignacio Restrepo, gerente del Acueducto.